Ficha del festejo:
Plaza de toros de la Real Maestranza de caballería de Sevilla. Domingo de Resurrección. Lleno de no hay billetes. Se lidiaron toros de Parladé (1º). Garcigrande y Domingo Hernández (5º y 6º). Los mejores 2º, 3º y 5º. En el tercio de banderillas del 5º de la tarde fue cogido "El Niño de Leganés" banderillero de la cuadrilla de "El Juli".
Morante de la Puebla (de verde botella y oro): Bronca y silencio.
Julián López "El Juli" (de azul marino y oro): Oreja y dos orejas.
Jose Mari Manzanares (de gris plomo y oro): Ovación tras aviso y ovación tras dos avisos.
Crónica:
Tarde
magistral la de El Juli en Sevilla. Tres orejas, petición de rabo y Puerta del
Príncipe para el madrileño, que ha protagonizado una soberbia actuación con
capote y muleta frente a dos toros de Justo Hernández a los que cuajó de
principio a fin. Se fue con ambos a portagayola, hizo sonar la música con la
capa en su primero y realizó con los dos toros sendas faenas históricas, de
máxima figura del toreo. El público, rendido ante tal exhibición de poderío,
tocó las palmas por bulerías para Julián.
Así hemos vivido la narración on-line del festejo, en el que
Morante y Manzanares no han podido tocar pelo:
La amenaza de lluvia en Sevilla se ha cumplido y sobre la
capital hispalense está lloviendo con fuerza. Las primeras gotas llegaron justo
en el momento en el que los operarios de la Maestranza retiraban la lona que
durante la jornada del domingo ha protegido el ruedo, y a diez minutos escasos
de la hora de inicio del festejo la intensidad de la lluvia ha aumentado
considerablemente, generándose una auténtica cortina de agua a las seis y media
en punto.
A las siete menos veinte, después de que los toreros
salieran un momento a inspeccionar el ruedo y de que bajara notablemente la
fuerza del aguacero, arrancó el paseíllo. Morante viste de verde botella y oro,
El Juli de negro y oro y Manzanares de gris plomo y oro.
Morante no quiso ni ver al primero, un toro de Parladé que
no mostró peligro para tanto prejuicio como mostró el de La Puebla. Duró en la
cara del toro, muleta en mano, menos de un minuto, arrancando el último tercio
con la espada de matar en su poder. Se lo quitó de en medio de media estocada y
arreció la bronca del respetable.
La lidia del cuarto, que no transmitió nada, no tuvo apenas
historia. Sólo reseñar el toreo de capa del sevillano, que lo bordó de salida.
La faena de muleta de Morante navegó entre voluntades, poniendo más de su parte
que en el toro anterior. Hubo silencio al final.
El Juli cortó una oreja y se le pidió con fuerza la segunda
en el primer toro de su lote, al que se fue a recibirlo a porta gayola y le
cuajó un emocionante saludo capotero. Luego, en el quite, en el que mezcló
verónicas con cordobinas, toreó con tanta templanza que incluso hizo sonar la
música de la Maestranza. El toro fue noble, buen colaborador para el torero
aunque algo venido a menos y de recorrido más corto por el pitón izquierdo. El
madrileño basó su labor en los medios y con la mano siempre muy baja. Muy
centrado el torero en una faena en la que predominó, fundamentalmente, su
quietud y su temple. Se pasó muy cerca al animal, que enseñaba las puntas,
toreando con ligazón y buen ritmo en una labor maciza, repleta de verdad. Lo
reventó con la espada y llegó el primer trofeo.
Faenón, lío gordo, público en pie... Faena maciza, cumbre,
de las mejores de Juli en esta plaza al quinto del festejo, al que recibió
también a porta gayola. Con un cuarto de muleta, haciendo gala de una vergüenza
torera y capacidad brutal, bordó el toreo con despaciosidad y poderío. El toro
fue grandón, obediente y muy noble. Y la estocada, como la faena, fue soberbia.
El presidente sacó los dos pañuelos a la vez, del tirón, y el público incluso
llegó a pedir el rabo para el torero. Antes, el animal prendió en banderillas a
El Niño de Leganés. El de plata, que ya había clavado el par de banderillas,
perdió pie a la salida del encuentro con el toro, cayendo al albero y sufriendo
una fuerte paliza. Lleva tres cornadas, una en la parte trasera del muslo
derecho, otra en la pantorilla y la tercera, parece ser, se la dio el primero
del lote de Julián en un momento que pasó inadvertido para el público.
Manzanares saludó una ovación tras finiquitar el primer toro
de su lote. El alicantino ejecutó una faena larga, en la que molestó mucho el
viento pero en la que no se han llegado a encontrar del todo toro y torero.
Hacia el final de la labor le cogió mejor el aire al toro Josemari, que calentó
al público aunque, quizá, ya algo tarde. Mató de estocada tras pinchazo,
sonando un aviso antes de entrar a matar.
Mejoró su imagen ante el sexto, frente al que diseñó una
faena muy pura aunque fuertemente molestada por el viento. Su labor fue de
menos a más, terminando dispuesto y valiente el torero intentando salvar su
tarde. Terminó la faena arriba, pero falló con la espada y el descabello y todo
quedó en ovación tras dos avisos.
Fuente: Aplausos.es