Plaza de toros Monumental de Las Ventas del Espíritu Santo. Lleno de "no hay billetes". Se lidiaron toros de Montalvo, desigualmente presentados y deslucidos en conjunto salvo el buen 3º, manso y temperamental; y un sobrero (4º bis) de Núñez del Cuvillo.
Juan Serrano "Finito de Córdoba" (de azul marino y plata): Silencio tras aviso y silencio.
Morante de la Puebla (de azul marino y oro): Leves pitos tras aviso y bronca.
Alejandro Talavante (de nazareno y oro): ovación con saludos y silencio.
Cuadrillas: Saludó Juan José Trujillo tras parear al sexto.
Crónica:
El toreo al natural de Alejandro Talavante al
tercer toro de la tarde ha sido la nota más destacada del decimotercer festejo
de la Feria de San Isidro en Madrid. La importante faena del extremeño, redondo
de actitud, fue emborronada con los aceros. Ese fue el único motivo por el que
su labor, que tuvo pasajes de toreo al ralentí a pesar del viento, no fue
premiada con trofeos. Completaban la terna Finito de Córdoba y Morante de la
Puebla, que se estrellaron con sus toros, si bien con sus primeros antagonistas
dejaron algún torero detalle. La corrida de Montalvo, parcheada con un
deslucido sobrero de Cuvillo, no dio juego salvo el buen tercero.
Ese tercero fue un toro bravo, que empujó en el
caballo y tuvo poder y temperamento. Talavante intentó sujetar la embestida un
tanto descompuesta del animal en los medios por el pitón derecho, pero no fue
hasta mediada la faena cuando ésta rompió de verdad. Fue al natural cuando el
extremeño cuajó una tanda cumbre, de muleta rastrera, ligando los muletazos en
una serie larga y de enorme profundidad. Otra por el mismo pitón, citando de
frente, fue de planta erguida y dominio. Vibró la gente en ambas. Mató de media
estocada defectuosa, utilizó el descabello y todo quedó diluido a una fuerte
ovación con saludos.
Cerró plaza un toro manso y huidizo, falto de
entrega y clase y bruto en sus arrancadas. Talavante lo despachó con dignidad y
fue silenciado.
Finito de Córdoba dejó detalles y muletazos sueltos
de calidad frente al que abrió plaza, un toro noble y manejable de Montalvo
pero justo de fondo. Le costó repetir al toro. Finito anduvo paciente en una
faena muy condicionada por el viento y mal rematada con la espada.
El cuarto fue devuelto a los corrales por su falta
de fuerzas y descoordinación, saliendo en su lugar un sobrero colorado de Núñez
del Cuvillo que, aunque tuvo nobleza, se paró por completo en la muleta. No
tuvo opciones el cordobés, que abrevió con él tras intentarlo en balde por los
dos pitones.
El que hizo segundo no tuvo mala condición, noble,
tuvo inercia y quiso tomar los engaños. Morante planteó la faena en los
terrenos de adentro por el molesto viento en una faena que navegó en la
indefinición. Incosistente. Hubo pinceladas de buen gusto y categoría dentro de
un conjunto mal coronado con los aceros.
El
quinto no gustó ni al público por su terciada presentación ni al torero. Pronto
percibió Morante las complicaciones del animal, que de salida a punto estuvo de
prenderle contra las tablas. El de Montalvo fue una prenda desde que salió por
chiqueros y, a pesar de ser fuertemente castigado en varas, pareció quedar
crudo, sacando genio y brusquedad. Muy dormida e incierta la res, cuando
embestía lo hacía desafiante, con la cara alta y queriendo hacer presa. El
sevillano se limitó a machetearlo, matando mal y siendo abroncado.Fuente: Aplausos.es