Mucho más se esperaba del décimo festejo de abono en Sevilla. Sólo El Fundi, que decía adiós a la afición de
El Fundi saludó una ovación con el toro que abrió plaza, un animal que no fue fácil por la escasa uniformidad de sus embestidas. Le costó entregarse al toro de Garcigrande, que apenas fue picado y llegó moviéndose al último tercio. El de Fuenlabrada, torero y templado con la capa de salida -notable fue la media de remate-, anduvo por encima del toro, que por los dos pitones de mitad de serie en adelante se acostaba y protestaba. Mató de estocada tirándose con gran rectitud.
Dio una vuelta al ruedo a la muerte del toro de su despedida en Sevilla. El madrileño, que en el toro anterior dejó un gustoso quite por chicuelinas coronado con templada larga cordobesa, volvió a rendir homenaje a Chicuelo para llevar al toro al caballo y en otro quite posterior. Además, en el saludo ejecutó tres medias verónicas de cartel. Con la muleta, aprovechó la manejable condición del castaño animal, que metió bien la cara por ambos pitones aunque es de justicia decir que cayó en muy buenas manos. Importante estuvo el torero por ambos lados, especialmente toreando al natural, dando siempre al toro un tiempecito fundamental entre los muletazos. La música sonó a destiempo y el torero mandó a la banda parar. Faena templada y torera, rematada de pinchazo y excelente estocada.
No estuvo a gusto Morante con el segundo, un toro justo de presencia que tuvo nobleza pero que contagió su sosería y falta de raza y clase al sevillano, que abrevió con él antes de despacharlo de media estocada en lo alto. Con el capote dejó varios lances de su exquisito concepto como un par de verónicas en el quite, la media de remate en el saludo y un recorte precioso para dejar al toro en suerte en el caballo.
El burraco quinto, abanto de salida, no dejó estar a gusto al de
El anovillado ejemplar que hizo tercero embistió brusco y sin clase a los engaños. Sebastián Castella, bien de salida con el capote, arrancó su labor muleteril por alto pero luego, a pesar de su gran firmeza, no pudo lucir dada la violenta condición del toro. Mató de estocada entera. En el tercio de banderillas resultó volteado Javier Ambel. El torero de plata expuso en sus dos pares, siendo alcanzando en el segundo de ellos librándose de milagro de la cornada. Saludó montera en mano y también pudo hacerlo José Chacón, excelente en la brega.
Al castaño sexto lo paró con facilidad en los medios. Realizó primero un buen quite por verónicas y otro después por chicuelinas. Brindó al público la muerte de un toro que repitió con emoción aunque sin clase en las primeras series, con el francés aguantando con mucha firmeza y determinación sus acometidas. Lástima que pronto se desfondara el animal viniéndose todo abajo.
Fuente: Aplausos.es
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