lunes, 23 de julio de 2012

Mont de Marsan (Francia), día 18 de julio de 2012

Ficha técnica:

Ficha del festejo:
Plaza de toros de Mont de Marsan. Feria de la Madeleine. Toros de Parladé, justos de presentación, desrazados y flojos en conjunto, el quinto con fijeza y transmisión.

Enrique Ponce (de grana y oro): Silencio y leves palmas

Morante de la Puebla (de tabaco y oro): Silencio y gran ovación con saludos.

Daniel Luque (de fucsia y oro): Leves palmas y gran ovación con saludos tras leve petición.

Crónica:
Morante de la Puebla y Daniel Luque saludaron las dos únicas ovaciones de un aburrido festejo que dio inicio a la feria de la Madeleine en Mont de Marsan. De la corrida de Parladé, floja y desrazada sólo se salvó el quinto al que Morante ejecutó los pasajes más toreros de la tarde.

El quinto toro de Parladé fue el de mejor condición del festejo. Tras dos encuentros con el caballo, el astado llegó a la muleta con fijeza, alegría y repetición en sus embestidas. Morante dibujó tres grandes tandas sobre el pitón derecho, con profundidad, despaciosidad, ritmo y compás. No tuvo igual condición por el izquierdo y no se desplazó con la misma calidad. Le costó cuadrar al toro para la suerte suprema dejando una estocada defectuosa tras pinchazo y perdiendo toda opción de tocar pelo. Su segundo fue un animal feo de hechuras y bajo de raza y al que tampoco le sobraron las fuerzas. No se lució Morante de capa, tan sólo reseñar una sabrosa media. Inició por alto la labor el sevillano pero toro y torero no encontraron el acople necesario para que la faena tomara consistencia.

Daniel Luque recibió a su primero con gusto y ritmo a la verónica. Se lució Abraham Neiro con los rehiletes, obligado a saludar. El torero de Gerena firmó una labor de más a menos, con un vibrante comienzo con cinco pases por alto sin enmendar la planta. Bonita fue la trincherilla de remate. Luque hizo un esfuerzo ante un ejemplar que se fue quedando cada vez más corto, embistiendo rebrincado y resultando áspero en su comportamiento. El colorado chorreado que cerró el festejo tuvo buena presencia aunque acusó su flojedad y falta de raza en un primer puyazo donde perdió las manos y un segundo donde se derrumbó cuando sintió el hierro. Luque dejó una labor interesante prologada en el platillo de la plaza. Bajó el toro y se arrimó el torero. El sevillano tiró por el toreo de cercanías, con la planta firme y asentada, muy ovacionado por el respetable. Antes, hubo torería en las trincherillas y pases por bajo. Se pidió ligeramente la oreja que el usía finalmente denegó.

Abrió plaza un toro atacado de kilos al que Enrique Ponce lanceó con gusto de salida por verónicas y que evidenció su escasa fuerza en los compases iniciales de la lidia. La faena del valenciano estuvo presidida por el temple y el gusto en varias series sobre la mano derecha ante un toro que repitió en sus embestidas pero al que le faltó empuje. Cuando se echó la muleta a la zurda, el toro se vino muy abajo, rematando su quehacer de buena estocada. El cuarto no cambió la dinámica de la tarde. Muy flojo el de Parladé, Ponce trató de sujetar en los medios al toro a base de suavidad y técnica pero tras peder las manos en un par de ocasiones -también lo hizo durante el primer tercio-, optó por abreviar.

Fuente: Aplausos.es



Fuente: Aplausos.es


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