miércoles, 12 de junio de 2013

Madrid, día 5 de junio de 2013

Ficha del festejo:
Plaza de toros de Las Ventas de Madrid. Corrida de la Beneficencia. Lleno de no hay billetes. Se lidiaron toros de Valdefresno y de Victoriano del Río (1º y 6º). El festejo fue presidido desde el palco real por la Infanta Doña Elena. Al finalizar el paseíllo, Juan José Padilla fue obligado a saludar en la tarde de su regreso a Las Ventas. Se desmonteró tras parear al sexto Javier Ambel, de la cuadrilla de Sebastián Castella.

Juan José Padilla (de azul marino y oro): Palmas tras aviso y silencio tras dos avisos.

Morante de la Puebla (de catafalco y oro): Pitos y silencio.

Sebastián Castella (de azul purísima y oro): Silencio tras aviso en ambos.

Crónica:
Decepcionante ha resultado la tradicional corrida de Beneficencia que se ha celebrado esta tarde en la plaza de Las Ventas de Madrid. El deslucido juego de los toros -cuatro de Valdefresno y dos de Victoriano del Río- han empañado un espectáculo en el que Morante de la Puebla dibujó ante el quinto los pasajes más lucidos. Juan José Padilla, volteado por el cuarto en su regreso a la Monumental, y Sebastián Castella, decidido con su lote, no tuvieron mayores opciones y fueron silenciados.
Así hemos ido narrando el festejo on-line:
Juan José Padilla regresó a Las Ventas con Viajero, de Victoriano del Río, un toro de buena condición y que se movió con buen son en los primeros compases. Labor correcta de Padilla que se mostró templado frente a un animal que si bien tuvo fijeza y calidad le faltó empuje y emoción en sus arrancadas. Muy a menos el toro. Mató de estocada al segundo intento. El cuarto fue un toro noble pero deslucido y sin clase y que además manseó en el último tercio. Faena voluntariosa del jerezano que trató de provocar y aprovechar el viaje de un toro que iba y venía. Faltó emoción y continuidad al conjunto. Al final de faena fue volteado sin consecuencias.
Morante de la Puebla abrevió con el segundo, del hierro de Valdefresno. No lo vio claro el torero sevillano que lo macheteó y pronto se fue a por la espada. Saludó al quinto con un manojo de extraordinarias verónicas, rematadas con dos buenas medias. Dejó algún lance más cumbre por el mismo palo en el quite y con la muleta, cuando todo hacía presagiar el éxito del torero, que lo bordó en las dos primeras series diestras, mandonas, templadas y exigentes, el animal se afligió y echó la persiana. El cierre, por ayudados por bajo flexionando la pierna, fue de enorme torería. Pinchó con la espada y fue silenciado.

Sebastián Castella sorteó en primer turno un toro blando y flojo, que perdió las manos de salida. Muy protestado por el respetable. El toro llegó a la muleta protestando en cada embestida por su falta de fuerzas y Castella trató de hilvanar labor pero sin éxito. Faena larga. Desafortunado con los aceros. Brindó al público su faena al sexto, iniciada con pases cambiados por la espalda. La mayor virtud del toro que cerró plaza, de Victoriano del Río, fue la movilidad, pero le faltó clase y ritmo en sus embestidas. Acabó rajándose y buscando los terrenos de tablas, mostrando genio y dando casi siempre un incómodo gañafón que impidió al lucimiento de la faena. Hubo silencio para el francés.

Fuente: Aplausos.es







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