Plaza de toros Monumental de Manizales. Último festejo de la feria del café. Lleno de "no hay billetes". Se lidiaron toros de Ernesto Gutiérrez justos de presencia y de juego desigual, el lidiado en segundo lugar fue el mejor del encierro.
Morante de la Puebla (de nazareno y oro): silencio tras aviso, pitos y oreja.
Julián López "El Juli" (de azul marino y oro): dos orejas, oreja y ovación.
Crónica:
El Juli fue el
gran triunfador del mano a mano con Morante de la Puebla en Manizales. Tarde
rotunda del madrileño, que paseó tres orejas.
Cuajó al segundo
de la tarde al que le cortó las dos orejas. Dimensión de figura del toreo. El
Juli se gustó con el capote en mecidos lances. Le vio opciones al de Ernesto
Gutiérrez y puso la plaza a revientacalderas desde el principio por
estatuarios. Después lo cuajó por los dos pitones en muletazos largos, profundos
y de mano muy baja. Hubo poder, mando y por momentos arrebato en los remates.
Acabó acortando las distancia ante el clamor del público. Mató al primer
encuentro.
Una oreja más
cortó al cuarto de la tarde. Faena técnica e inteligente del madrileño que supo
ir haciendo al toro, ahormando su embestida hasta redondear tandas importantes
sobre todo por el pitón derecho. Labor de menos a más de mucho mérito.
Otro trofeo más se
le pidió al presidente, que no concedió, tras otra labor maciza del madrileño,
que supo extraerle los muletazos a un toro al que le faltó entrega y emoción.
Antes hubo un pique en quites entre ambos toreros que puso la emoción en el
ruedo.
Un trofeo se llevó
Morante en el esportón del quinto de la tarde. El sevillano pechó con el peor
lote. Tras dos faenas sin eco en los tendidos, el público le animó a la salida
del quinto insuflándole ánimos al sevillano, que correspondió con entrega
imponiéndose a un toro que acabó rajándose.
Antes, el tercero
fue un toro que se quedaba corto y embestía sin clase. También le molestó el
viento a un Morante de la Puebla que no estuvo a gusto en ningún momento.
Lo mejor del
primero de la tarde en llegó en el capote de Morante de la Puebla. El sevillano
dejó un ramillete de verónicas marca de la casa. Con la muleta no pudo brillar
ante un toro escaso de fuerzas y sin fijeza que embistió sin clase y emoción.
Tampoco estuvo fino con la espada Morante.
Fuente: Aplausos.es
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